Doce meses de júbilo, de gracias inmensas y de misericordia han convertido a Montilla en un lugar santo. En el centro de esta localidad cordobesa se encuentra una Iglesia, declarada Basílica Pontificia, donde descansan los restos de de una de las grandes figuras del santoral universal: San Juan de Ávila. En el primer año del Jubileo cincuenta mil peregrinos han rezado ante los restos de este sacerdote que vivió en el siglo dieciséis y que entabló amistad con contemporáneos suyos de la talla de San Juan de la Cruz y Santa Teresa, convirtió con su predicación a un joven militar portugués que pasó a la historia como San Juan de Dios, lo consideraron maestro y padre santos de la altura de San Ignacio de Loyola o Francisco de Borja. El paso de los siglos no ha hecho mella en su recuerdo sino que bebiendo de sus escritos llenos de unción y espíritu evangélico las distintas escuelas lo consideran el Maestro de Santos.
Diócesis de Córdoba
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